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Matrimonios en Problemas: un plan de rescate

Llegué temprano a la cita, no era mi costumbre estar 15 o 20 minutos antes de la hora acordada, pero en esta ocasión las circunstancias crearon las condiciones para que así fuera. Me había instalado en una mesa un poco en la orilla y ya me disponía a comenzar a revisar el correo electrónico en mi teléfono móvil, cuando él llegó – de hecho ya había contestado un par de mensajes – en ese momento me puse de pie y lo salude efusivamente, era un buen amigo que tenía rato de no verlo.

Lo primero que dijo fue devastador: “estamos pensando en separarnos” Y lo digo por que cuando yo viví mi divorcio pensé que el de él era un matrimonio modelo y con grandes aspiraciones  que estaba viendo delante de mí. Hasta llegue a pensar alguna vez: “si me vuelvo a casar quiero tener un matrimonio como el de él” y ahora me sale con que se está desbaratando esa unión que yo creía tan firme.

Luego vino la plática y los reclamos tradicionales: “es que ella no responde; no es lo que parece, ha hecho graves errores; ya no aguanto”… y cierra con el clásico: “No sé que hacer” Después de haber escrito un libro sobre el tema – Manual del Padre Divorciado – no me atrevía a darle ninguna sugerencia, ni tampoco un resultado, ni mucho menos saber exactamente qué era lo que ocurría al interior de esa pareja en problemas, pero ello me hizo pensar en estas ideas y responder a la pregunta: ¿Si yo hubiera sabido que todavía podía implementar un plan de rescate? ¿Lo hubiera hecho? No lo sé, mi situación es muy diferente, pero ahora le comparto lo que le dije a este buen amigo y que está tratando de realizar. No tienen orden ni estrategia – ¿raro? – por lo que pueden ser aplicados en forma simultánea o constante, uno primero y otro después.

Salte de la rutina.- el aburrimiento es uno de los peores consejeros para el matrimonio. Hay que salir de la cita de siempre en casa, del mismo restaurante, de llevar a los hijos al restaurante para estar “juntos” ya es hora de “agarrar al toro por los cuernos” como dicen y dejar un rato la oficina para regresar a darle atención a ella.

Comparte algo que le guste a ella.- estamos tan preocupados por el trabajo o la mejor excusa es “que tengo mucho trabajo” para evitarla, evitar sus asuntos, sus preocupaciones, sus cosas, sus hobbies sus intereses, que a veces se nos hacen tan bobos a los nuestros pero que simplemente son un poco diferentes a lo que pensamos. Habrá que ir a la clase de baile o leer el libro que está leyendo, tenemos que “meternos de nuevo en su vida” en sus intereses y preocupaciones si es que realmente nos interesa conservar a la pareja.

Aprendan juntos.- Una manera de compartir la vida nuevamente es aprender algo. Seguramente no sabíamos que nos gustaba la cocina o que teníamos facilidad para el idioma, o tal vez, que nos metimos en una clase religión y que todas las excusas que dimos (no puedo, estoy muy ocupado, me siento cansado) nos perdimos de una gran oportunidad de compartir algo más con nuestra pareja, quizás algo más allá de las crisis de rutina o de los trabajos de casa y de disciplina con los hijos, pero algo que tal vez sea un “secreto” entre ambos y en cuyas clases nos dimos una escapada de la realidad para volvernos un poco más humanos y menos egoístas.

Sorpréndela con un fin de semana loco.- si la crisis ya es muy dura, tal vez el plan de emergencia sea lo idóneo. Dejar a los hijos, tomar el auto, sacarla de la casa y refugiarse en algún lugar alejado de la ciudad para pasear, platicar, conversar, entendernos y dirimir esas dificultades y obstáculos que nos están alejando. Se nos puede ocurrir cualquier cosa de acuerdo con nuestro presupuesto, a lo mejor se trata de un fin de semana en la montaña o una escapada a la playa, donde sin distracciones – hijos, celular, computadora – tengamos tiempo para mirarnos a los ojos y descubrirnos de nuevo.

Vuelve a refundar las bases con tu pareja.- Muchas veces hace falta retomar esos viejos trucos de novios, que hicimos para conquistarla, qué le agradó aquella vez, cómo organizamos esa serenata, de donde salió aquél poema perdido en el tiempo. Necesitamos recurrir a esas “fuentes de amor” o de amistad para recuperar de nuevo a la pareja. Pero al mismo tiempo necesitamos llegar a acuerdos, sentar las bases, las reglas del juego para que no vuelva a suceder lo que estamos viviendo y dejar de lado la angustia que sentimos.

Comparte tu vida, tu rutina personal. no la dejes fuera.- Sin duda las preocupaciones del trabajo, las presiones de los jefes, los resultados, los ingresos y egresos, todo ello que tenemos en mente hace que nos centremos cada vez más en “nosotros” y hagamos nuestro círculo alrededor del cual no permitimos que nada ni nadie se introduzca y entonces… la dejamos fuera a ella. El compartir la agenda de trabajo, las reuniones, las rutinas personales y entregarnos abriendo nuestras preocupaciones ayuda a acercarnos a la pareja. El dejarla fuera es comenzar a poner una frontera que puede crecer y crecer hasta separarnos por completo y llevarnos al acantilado del divorcio.

Haz más tiempo en tu agenda para ella.- Yo sé que todos lo dicen, pero así como cultivamos nuestro trabajo con las acciones diarias, con los contactos que hacemos, con el esfuerzo que ponemos para resolver nuestros problemas, también le tenemos que dedicar tiempo a nuestra pareja. Y no digo un tiempo de muchas muchas horas, pero si el suficiente para que podamos “conectarnos con ella” por que todo el tiempo estamos “conectados” con el trabajo, el siguiente producto, la campaña que viene, el esfuerzo que pedimos a los empleados, los nuevos impuestos y nos “olvidamos” que tenemos pareja y que tenemos una “conexión” más importante que atender.

Desconéctate.- El último componente del plan de rescate es tal vez el más importante: tú. Tal vez te hemos perdido en la avalancha laboral, en la preocupación y en el trabajo de maquina en el que nos convertimos. A lo mejor ya te absorbió tanto el celular o la tableta que formas parte de ella y eso te ha excluído del mundo de las personas, de tu familia y de tu pareja. Pero sobre todo te has olvidado de ti. ¿Cuanto hace que tienes tiempo para pensar sin pantallas enfrente? ¿Hace cuanto que no escuchas solamente música? ¿Cuánto hace que estas sólo para detenerte un momento y ver lo que te rodea? ¿Hace cuanto que no desconectas tu celular, tu computadora, para ser libre? Y finalmente: ¿Tienes tiempo para tí?

Estos son los componentes de un plan de rescate de tu matrimonio, ármalos como quieras, puedes comenzar con el último o con el primero, hacer el tercero o cuarto, pero en todos los casos la combinación que tu elijas dependerá de tu problemática, de la conducta de tu pareja y de tí mismo. Tú decides.

No olvides que la mayor enfermedad que sufrimos es que nos olvidamos del otro. Es más grave y contagiosa que la influenza H1N1 y hace que perdamos de vista lo más importante que hay en nuestra vida que se trata de nuestra pareja. No sé mucho de psicología, ni mucho menos de matrimonios – estoy en el segundo – pero estoy convencido que atender a la pareja, cuidar la familia, es la mejor inversión y la mayor dicha que puede haber.

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Rodrigo Sandoval Almazan es el autor de Manual del Padre Divorciado: 20 lecciones para enfrentar tu divorcio.  En donde aborda temas como: la decisión del divorcio, documentos antes de salir de casa, el divorcio en español, duelo y reconstrucción, etc. Siguelo en @rsandovnb y con la etiqueta #mpd

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