El factor Marti

El asesinato del joven Fernando Marti ha causado una explosión social que solo tiene precedentes antes de la Marcha contra la Delincuencia, organizada previo a las elecciones del 2006. De nueva cuenta el secuestro es el detonador del descontento social que se ubica en la agenda de la discusión pública. Algunos aspectos que hay que analizar son los siguientes.
1.- Vinculación policia-secuestro.- Lo que más ha sentido la sociedad mexicana es que halla vinculado el asesinato del hijo del empresario con la policía del Distrito Federal. Esta evidencia ha impactado en los corazones y las mentes de los ciudadanos que se sienten aún más inseguros. Aunque esto es claro y ocurre, las personas nos sentimos aún con mayor inseguridad al saber que quienes nos defienden de los delicuentes pueden ser complices de ellos.

2.- ¿Habrá alguién que nos defienda?.- Frente a esto el Estado se encuentra indefenso. Si no puede contar con sus propios cuerpos policiacos que garanticen el uso de la fuerza para imponer la ley, ¿Quién lo hará? Un estado militarizado es una opción sumamente arriesgada por que vulnera las libertades y puede poner en riesgo la democracia para llegar a ser un estado totalitario. Por eso, la política pública es a través de la ley, generar leyes que castiguen pero al mismo tiempo darle mayor eficiencia al ministerio público para que agilize la persecusión y castigue el delito cometido.
3.- El dilema: ¿Soluciones o resistencia civil? Lo preocupante del caso, es que tanto empresarios, dirigentes políticos y la sociedad en general, se ha sensibilizado a grado tal que de no encontrarse una solución integral y próxima a este daño que es el secuestro, puede haber acciones de resistencia civil e incluso armada (por que los empresarios tienen el poder económico para hacerlo) para garantizar su propia seguridad. Hay quien asegura que ha llegado el tiempo de comenzar a “matar policias” por lo que la ley y el estado quedarían aún más vulnerables.
En conclusión, este síntoma del secuestro revela una faceta del desgaste social que vive nuestro país. Pero aún más, evidencia claramente que el estado pierde la batalla frente al cancer del crimen organizado (leáse narcotráfico y secuestro) y aunque pretenda ganar la guerra contra el narcotráfico, esto se convierte en un monstruo de mil cabezas, donde cortamos una y sale otra (el secuestro), por ello, la estrategia debe cambiar. El problema está en la estructura económica del pais, la distribución de la riqueza y la generación de la misma. Ahí habrá que ponerse a pensar…